El poema de hoy nos lleva atrás en el tiempo hasta el siglo XVIII. Y hasta allí viajamos de la mano del poeta español de la Ilustración y el Neoclasicismo, Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo, más conocido como: Tomás de Iriarte.
Elegante, guapo, culto y cosmopolita, Iriarte fue el prototipo del cortesano dieciochesco, y su clase y dotes de buen conversador le hicieron vivir una intensa vida social y literaria en Madrid.
Elegante, guapo, culto y cosmopolita, Iriarte fue el prototipo del cortesano dieciochesco, y su clase y dotes de buen conversador le hicieron vivir una intensa vida social y literaria en Madrid.
Sin embargo, fueron sus fábulas, conocimientos musicales y su obra literaria la que le han hecho ganar un pequeño lugar en la historia.
“Los pueblos que carecen de poetas carecen de heroísmo; la poesía conmemora perdurablemente los grandes hechos y las grandes virtudes.” -dijo en una ocasión-. Y su poesía en forma de sonetos dijo bastante más.
Os dejo con uno de ellos, apto para todos los públicos, esperando -como siempre- que os guste.
Mis deseos
Si Dios omnipotente me mandara
de sus deseos tomar el que quisiera,
ni el oro ni la plata le pidiera,
ni imperios ni coronas deseara.
Si un sublime talento me bastara
para vivir feliz, yo le eligiera;
mas, ¡cuántos sabios referir pudiera
a quien su misma ciencia costó cara!
Yo sólo pido al Todopoderoso
propicios me conceda estos tres dones,
con que vivir en paz y ser dichoso:
un fiel amigo en todas ocasiones,
un corazón sencillo y generoso
y juicio que dirija mis acciones.
Tomás de Iriarte
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