Fue en mayo de 2003, en uno de esos trabajos periodísticos en los que puedes elegir y lo haces, aprovechando la ocasión para dar lo mejor en tu trabajo entrevistando en profundidad a uno de tus grandes ídolos de la literatura.
Fuente: propia / Foto: M.M.
Tener cara a cara a este grandísimo poeta y poder hacerle infinidad de preguntas fue una experiencia cuyos frutos se publicaron y cuya huella llevo a fuego en el recuerdo.
Y ahora que ya no le tenemos entre nosotros, nos quedamos con sus ya inmortales versos: profundos, comprometidos, y dotados de fina ironía y humor.
El Club de los Poetas Libres os invita a disfrutar de este legado suyo. Y como muestra, este hermoso poema que, espero, os sirva para apreciar su obra.
Ángel González, descansa en paz.
Son las gaviotas, amor
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor,
Las lentas, altas gaviotas.
Ángel González
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