Se publicó por primera vez en la revista Helios, en mayo de 1904, bajo el título de "Galerías", en la primera edición de Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), y constituye el número I de la sección introducida en el libro bajo ese mismo título.
Pero no lo publico aquí por eso, sino por otros motivos. El primero, porque este poema ha sido objeto de atención preferente de la crítica machadiana con aportaciones destacables como las de Dámaso Alonso o Ricardo Gullón. Sus méritos principales para ello son la confluencia de rasgos que lo convierten en paradigma de la estética del primer Antonio Machado, y su validez como piedra angular de la unidad incontrovertible de todo el libro.
Y el segundo -y no menos importante- motivo, porque es un bello poema que espero disfrutéis dondequiera que os encontréis en el momento de leerlo, amantes de los versos de todo el mundo.
Foto: Arco iris en Gijón (España) / Autora: M.M. |
I
Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.
Antonio Machado
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